sábado, 14 de junio de 2014

“La Herramienta Que Había Dejado Olvidada”


Es viernes me encuentro laborando en la obra, soy un obrero que talla piedra, ese es el oficio que quise adoptar, veo caer la tarde y a las aves volver a su nido, veo maravillado como el cielo se comienza a estrellar,  y digo para mis adentros ha  llegado la hora de ir a descansar, me encuentro cansado y hambriento, además hoy es una bella noche en que se antoja salir a disfrutar, más me doy cuenta de algo,  aún me falta mucho por terminar,  eso me llena de contrariedad, que hacer primero cumplir con mis obligaciones, o ir a donde puedo la diversión encontrar, pero esto no dura mucho, pues ya se la decisión que he de tomar, le voy a decir al maestro cantero, que mañana o el lunes sin falta voy a terminar.

Cuelgo mi mandil de cuero, me formo con los demás obreros para poder mi herramientas en la columna guardar, presuroso nos despedimos y con paso apresurado me dirijo a la salida de ese lugar,  Veo de pronto al pie de la columna aun encorvado viejo, que después de terminar sus labores aún se dispone a trabajar,  comienza  tallar una piedra tosca, que alguien abandono por que se dio cuenta que era imposible labrar, y me digo “esa piedra nunca la va acabar de moldear, es la más dura y áspera, no sé qué busca de ella solo grava y astillas  se pueden sacar”, para no perder más el tiempo corro con los demás compañeros y cada uno retorna a su hogar.

Mientras me alejo de la obra, pienso que es lo que voy a cenar, meto mis manos a mis rasgados bolsillos, y con sorpresa descubro que no tengo monedas para poder comprar pan,  recuerdo que he gastado dinero que no era mío y me dije que pronto lo iba a pagar,  el trabajo escasea y tengo tanto que solventar, me lleno de desesperación, pues vivo en la miseria y en la infelicidad,  pero de pronto digo, bueno eso les pasa a todos, todos por malos momentos tenemos que pasar, eso templa el carácter es parte de este mundo tan material, en eso me encuentro un querido hermano, que me dice no hay por qué sufrir y llorar vente vamos a divertirnos, ya mañana todo va a cambiar.

Mientras me decía; si es cierto no hay por qué preocuparse ya mañana todo se arreglara, llegamos a una hermosa fiesta en ella estaban otros hermanos que disfrutaban de ese bello lugar, todos se veían que habían sido bendecidos, hablaban de  dicha y prosperidad, me di cuenta que no me relacionaba con ellos, pues mi mente estaba en otro lugar, no gozaba de la recreación, por más que yo quería olvidar, me sentí aburrido ahí ya no podía estar, me despedí de todos deseándoles salud alegría y prosperidad, regrese el camino que había andado y por la cantera tuve que pasar,  vi una tenue luz dentro de la obra, y temí que un ladrón se pudiera colar, me acerque con sigilo y pude darme cuenta como el viejo encorvado aún continuaba arrodillado y sus rodillas y manos sangraban de tanto cincelar, y en las penumbras yo veía la piedra igual, y me dije solo pierde el tiempo hasta cuándo se va a cansar, vi como el anciano se iba de lado y me dije el pobre ya no se puede parar.

Decidí entrar al taller para poder al viejo auxiliar, al acercarme le dije; buenas noches querido hermano, ¿en algo lo puedo ayudar? El sin voltear a verme me dijo, si querido hermano me podrías acercar más luz para poder detallar, dentro de mí y en las penumbras me dije: pobre viejo piensa que está logrando algo con esa piedra cuando los mejores maestros no lo han podido lograr, no han podido alizar ni un milímetro  y ahora este anciano me dice que va a detallar, cuando acerque más la vela, maravillado pude contemplar, como un lado de la piedra había sido desbastado y no había aristas que pudieran lastimar,  ¿Cómo, es posible que haya logrado esto? le dije, esta era una piedra bruta que nadie podía alisar, el simplemente sonrió, y me dijo ahora si querido hermano ayúdame a parar.

Al ver lo que había logrado me di cuenta que las cosas si se podían lograr, y me dispuse a trabajar hasta el amanecer para que el tiempo yo pudiera recuperar, prendí las luces del taller y mi mandil comencé a anudar, y el anciano me dijo en ese momento ¿acaso ahorita vas a trabajar? Y le conteste muy entusiasmado, si gran maestro su ejemplo me vino a inspirar, pero el me dijo, tómalo con calma o tus ganas no van a durar, ¿a poco piensas que eso lo logre en una noche? No, esto ha sido fruto de una vida de saber mi tiempo administrar, cuando todos se iban yo dedicaba unas horas más a tallar, trabajaba discretamente por eso no me daba a notar, tenía mi meta puesta en esa piedra y sabía que un día la podría moldear,  he estudiado en silencio la forma de esa piedra y como sus vetas desbastar, la conozco, milímetro a milímetro, hablo con ella y le pido que me permita su más bella forma alcanzar, le susurró al oído y le digo que no hay piedra más hermosa en este lugar, y así poco a poco ella me ha dejado descubrir la bella forma que en su interior quiere despertar.

Anda querido hermano ya es hora de que vayas a reposar, lo que no hiciste en una vida o en un tiempo, en unas cuantas horas no lo vas a realizar, pero mañana muy temprano disponte a trabajar, comienza así, un día tras otro,  y veras que ¡solo cuando estás cansado ,es cuando se puede descansar!, dale su tiempo al estudio, y date tu tiempo para disfrutar, ¡haa! ya sé que tienes muchas deudas pero ahorita no te tienes por qué preocupar, mejor ocupa tu tiempo, y no lo vuelvas a desperdiciar, al decir esto estiro su mano y me entrego mi regla de 24 pulgadas que hace tiempo en el taller había dejado olvidada.

Con estas palabras se despidió el anciano, y cuando me disponía a volver a mi hogar, recordé de pronto que en el fondo de mi saco había guardado un poco de pan, y en ese momento comprendí que nada llega solo, que el alimento físico, siempre trae alimento espiritual, y solo me queda ahora usar correctamente mi regla de 24 pulgadas, para que mi vida pueda equilibrar.
Es cuanto de un H:. M:.

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